Alrededor de una década atrás, los pacientes que sufrían aneurismas abdominales eran sometidos a una reparación con cirugía abierta, en las cuales el cirujano debía realizar un corte de gran tamaño en el abdomen donde se encontraba el aneurisma. Luego el área dañada por el aneurisma se separaba quirúrgicamente de la parte principal de la aorta y se lo reemplazaba por un injerto aórtico, fijado con una sutura. Para esta cirugía se requería anestesia general, el procedimiento duraba aproximadamente cuatro horas o menos y el paciente debía quedar en observación entre una semana y diez días.

Este tipo de aneurisma, que representa la quinta causa de muerte en hombres de más de 65 años, consiste en una dilatación permanente de la serie aorta, en la cual el tamaño de la arteria es el doble de lo que corresponde. Este ensanchamiento de la aorta lleva a que la misma se debilite y con la fuerza de la presión arterial normal llegue a lograr romperse, causando dolor y hasta un sangrado interno masivo o hemorragia.

La primera resección quirúrgica exitosa de un aneurisma abdominal ocurrió el 29 de marzo de 1951, en París. Desde esa fecha hasta 1980, la Clínica Mayo, ubicada en Estados Unidos, documentó un aumento en la incidencia de aneurismas de aorta abdominal, que iba de 12,2 % a 36,2%. Con la primera operación del doctor Juan Carlos Parodi en 1990, especialista en cirugía vascular, estas cifras se ven trastornadas a partir de 1990, y su revolucionario invento que ha reducido notoriamente las estadísticas de muerte hospitalaria en el tratamiento de aneurismas.

En 1976 Juan Carlos Parodi se encontraba trabajando en la Cleveland Clinic, en Estados Unidos, cuando observó que era necesario realizar una operación menos traumática a la que en esa época se sometían los pacientes con esta patología. Allí surgiría una idea completamente diferente a lo que se realizaba en el momento: la endoprótesis. Este dispositivo, diseñado especialmente para fijarse sin abrir la aorta quirúrgicamente, es colocado dentro del área dañada de la aorta para separar el aneurisma del flujo sanguíneo normal.

El pasado abril, la más antigua y prestigiosa organización de cirugía, American Surgical Association, otorgó a Parodi la Medallion for the Advancement of Surgical Care (Medalla por Avances en Cuidado Quirúrgicos) en su 137ª Reunión Anual, que tuvo lugar en Philadelphia, Pennsylvania. Este reconocimiento le fue dado por sus contribuciones al campo de la cirugía, representando el mayor honor concedido por la organización, convirtiéndolo en el primer argentino en recibirlo. “Nunca imaginé la magnitud que llegaría a tener el invento de la endoprótesis, pero al comprobar que era factible, me di cuenta que si resultaba iba a causar un cambio revolucionario en el tratamiento y de hecho lo hizo”, reflexiona Parodi con una mirada retrospectiva.

Frente de la Clínica Adventista Belgrano en Buenos Aires.

Parodi cuenta con 298 procedimientos científicos patentados, registrado en el libro de Record Guinness como el latinoamericano con más patentes de procedimientos médicos. Además, posee 4 métodos aprobados por la FDA (Food and Drug Administration), cada uno llevándole 10 años imponer. Se jubiló en Estados Unidos y retornó a Argentina, donde actualmente reside. “Decidí que vivía más a gusto y más en lo mío estando donde yo nací y viví muchos años, que es acá”, comenta. A pesar de estar jubilado, Parodi sigue cambiando vidas. Una vez a la semana opera en la Clínica Adventista Belgrano, donde es director honorífico del Instituto Cardiovascular Adventista. “Es una clínica de muy buena gente, muy cariñosa con los pacientes, muy caritativa, ética y me gustó mucho eso. Voy a tratar de hacer crecer lo que yo hago acá”, detalla Parodi.

Ejemplo de superación y dedicación, Juan Carlos Parodi incita a los profesionales que comienzan a dar sus primeros pasos en el área de la salud a que se apasionen por su trabajo. “Para crear algo nuevo necesitas algo de talento y creatividad, que se puede ejercitar, pero sobre todo se necesita tener pasión y persistencia, y trabajar duro, nada es fácil”, comenta Parodi y agrega, “lo que más importa es tener la pasión como para persistir y trabajar en una idea que sea viable. La persistencia es una de las virtudes que más rinde”.

Fuente: Clínica Adventista Belgrano






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